Urge crear dinámicas de construcción de confianza.

05.07.2021

"Innovar y fortalecer la gobernanza turística será clave para acelerar el camino hacia una reactivación sostenible"

En el "Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo (2017)", aproveché en resaltar la importancia de hacer incidencia y consensuar una "agenda de turismo con visión", para que se cambie el "chip" de un turismo superficial y masivo (promoción lo mismo hasta saturarlo), a uno que se encamine hacia la sostenibilidad, así como ser más competitivos a través del fortalecimiento de la gobernanza turística y la ansiada diversificación de nuestros destinos turísticos. Hoy, cabe preguntarnos: ¿algo cambió? Resulta abrumador cómo no solo siguen muchos desafíos vigentes, sino ahora se complejizaron y aparecieron nuevos.

El escenario actual a nivel mundial debido a la emergencia sanitaria de la COVID-19 es de severa depresión económica, con un alto índice de desempleo. Han caído 83% las llegadas de turistas internacionales, y los ingresos del turismo internacional se redujeron un 64%. En el caso de Perú, se anotó una caída del 11.12% del PBI, su peor resultado en los últimos 30 años, según el INEI, y según la ministra de Comercio Exterior y Turismo, Claudia Cornejo, el sector turístico reporta pérdidas de más del 70% a nivel nacional.

Esta pandemia ha confirmado, además de laprecariedad de nuestro sistema de salud,la enorme burocracia, yla débil capacidad del Estado para brindar respuestas articuladas. Y es que uno de los problemas preexistentes a la COVID-19, es que la ciudadanía no confía en el Estado, lo cual afecta directamente a la gobernanza[1], pues se siente que las decisiones públicas son tomadas sin validación social, que la corrupción está en ascenso[2], y que la transparencia es casi inexistente. Temas que no son ajenos a nuestro sector, y en donde se ha evidenciado también los problemas estructurales que no fueron atendidos en su momento, o al menos no de manera óptima; la baja calidad en la prestación de los servicios, la alta informalidad, el desorden territorial, los conflictos sociales, así como la cantidad de profesionales que no logran ubicarse estratégicamente, y que no están capacitados, entre otros, han limitado los procesos de planificación y gestión turística para convertirnos en un destino más competitivo.

Y aun cuando el turismo ha demostrado históricamente su capacidad de resiliencia, adaptándose a diversos contextos críticos, salir de esta crisis exacerbada por la segunda vuelta electoral (que ha terminado de dividir al país), requiere como primeras condiciones que el Estado recupere la legitimidad[3]y fomente oportunidades que aumenten la cohesiónsocial. Esto, sin duda abonará a un mayor clima de confianza y estabilidad para convertirnos en un destino realmente "seguro", más allá de la fiscalización de los diversos protocolos de bioseguridad (indispensable en esta "nueva normalidad).

Asimismo, será clave contribuir a la mirada integral que deberá tener MINCETUR para liderar una reactivación encaminada a la sostenibilidad, y en donde la gobernanza turística sea la base. En ese sentido, como el mismo concepto de gobernanza lo indica, se necesita priorizar la articulación de los actores implicados en la cadena de valor del turismo, donde se propicié que las decisiones público-privadas se den a través de espacios de diálogo multinivel, y se comparta una visión del turismo que tenga en cuenta las nuevas tendencias post pandemia y la crisis climática y política.

Si bien, se debe resaltar los esfuerzos desde el gobierno nacional como son la certificación "Safe Travel", la "FAE Turismo", el programa "Turismo Emprende", y, que, se está impulsando el "turismo de proximidad" a través de diversas campañas, así como los avances respecto a la transformación digital del país, donde recientemente se ha lanzado a Lima como "ciudad inteligente", no son suficientes si no existe una medición y un acompañamiento. No se trata solo de lanzar propuestas, muchas pensadas desde el escritorio y/o copiándolas sin adaptarlas a las diferentes realidades, sino de visibilizar las necesidades de los diversos actores y generar las condiciones y canales para una retroalimentación que sea ágil, y se generen así dinámicas que facilite una co-creación de soluciones que sean efectivas.

Otro punto muy importante es continuar con el fortalecimiento de capacidades y empoderamiento de líderes y servidores públicos, y sí, tal vez suene más de lo mismo, sin embargo, es una carencia que persiste y esto se puede reflejar, por ejemplo, en el bajo nivel de gasto que se tenía inclusive pre pandemia, donde el "Plan COPESCO" y los gobiernos locales, por citar algunos, podrían tener un rol más protagónico.

Por ello, es inevitable poner los reflectores en modelos de gestión estratégicos con articulación y con transparencia. Recuperar la confianza internacional respecto a nuestro país, implicará justamente ordenar la casa por dentro. Urge pensar fuera de la caja y tener un abordaje fuera de las clásicas "competencias", actualizar los diferentes "planes" ya existentes, y diseñar agendas con mayor participación y representación; porque la gobernanza turística es más que el "papel" o formar "comités de gestión", significa acción constante (retroalimentarse del contexto) para trabajar esa mirada integral que busque complementarnos.

¿Lograremos hacer la incidencia y posicionarnos en la agenda del país a pesar de tanta incertidumbre?

Si realmente queremos acelerar la reactivación y posicionarnos, propongo que desde los diferentes espacios: i) intercambiemos ideas para innovar frente al futuro de los viajes tras la pandemia, ya que traerá consigo la necesidad de nuevas regulaciones y políticas; ii) hagamos incidencia para que el turismo sea vehículo de confianza, hoy más que nunca que nuestra sociedad se encuentra en un nivel alto de intolerancia y violencia fomentar el entendimiento entre culturas sumará al cambio de actitudes y a una cultura de esperanza y paz; y iii) facilitemos redes para el empoderamiento y la implicación de las comunidades locales en las diferentes iniciativas.

Inspirémonos a ser parte del cambio, no esperemos que todas las soluciones lleguen de "arriba hacia abajo", utilicemos las lecciones aprendidas y el intercambio de experiencias para aportar desde "abajo hacia arriba", promoviendo una participación constante.

Unamos voluntades para poner en valor a nuestro sector y construir un futuro mejor.


[1] Al 2019, de acuerdo con el ranking de competitividad del Foro Económico Mundial, Perú cayó 5 posiciones (ubicándose en el puesto 65 de 141 países), y se ubicó en el puesto 94 con relación al pilar institucional.

[2] La corrupción aparece como el problema más importante del país, y a nivel regional en el cuarto lugar con un 9%, junto con la situación política (9%) después de los problemas económicos (35%) y de la delincuencia (19%). Latinobarómetro, 2019

[3] Amplificar la voz de los ciudadanos en la gobernanza a través de esfuerzos intencionales para construir ciudadanía y mejorar las relaciones entre el Estado y la sociedad es fundamental para revertir este proceso de salida y fortalecer el cumplimiento voluntario de las reglas. Influir en la forma en que las personas "experimentan el Estado" es una forma de crear dinámicas de construcción de confianza. Luis Lopez-Calva, PNUD.

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